Paseo XII: "Mira el olor de mi hijo..."

Paseo XII: "Mira el olor de mi hijo..."

 

 

 "Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo: Mira, el olor de mi hijo. Como el olor del campo que Jehová ha bendecido”. Genesis 27:27

 

Mmm, los aromas... ¿Recuerdas el olor de tu madre? ¿El olor del perfume de un novio/a que marcó tu juventud? ¿El olor de los viernes de noche? ¿De las zapatillas por estrenar? ¿Olor a verano en la piscina? ¿El olor de la llegada de la primavera? Con olor a azahar si vives en zona de naranjos.

La memoria olfativa tiene una curiosa manera de funcionar ¿Podríais decirme por qué cuando hablamos de un aroma siempre lo hacemos con una comparación; sin mencionar una clasificación exacta como ocurre con los colores, o las plantas, animales, etc? Cuando hablamos de ciertos olores decimos, tiene olor a ropa limpia, a la comida de mamá, olor a coche nuevo, a bebé..y un largo e interminable etcétera con los aproximadamente 10.000 aromas que el ser humano puede percibir. De esta manera es casi imposible explicarle a alguien a qué huele algo que nunca haya olido antes, si no es por la comparación con aproximaciones conocidas.

¿Sabéis como funciona nuestro sistema olfativo? Tenemos neuronas olfatorias que insertas en la cavidad nasal sobreviven apenas unos 60 días, siendo siempre reemplazadas por una célula nueva. La pregunta es cómo entonces podemos recordar los aromas y lo más curioso, asociarlos con situaciones o emociones vividas.

Al parecer la respuesta está en el lugar donde termina la información, no donde comienza. Todas las neuronas, aunque sean nuevas, terminan siempre en el mismo lugar del cerebro, lugar donde por cierto se han almacenado milagrosamente conexiones neuronales que nos dicen…mmm…mami cocino mi comida favorita.

Aunque fue engañado Isaac sabía de qué estaba hablando cuando percibió el olor de su hijo Jacob. Estaba ciego, eso implicaba que las conexiones sinápticas pertenecientes a la vista se había anulado provocando que las conexiones de los otros sentidos se desarrollen más de lo normal. Esta es una curiosa cualidad del cerebro humano, la compensación neuronal o también llamada plasticidad neuronal del cerebro, es el potencial de las restantes zonas del sistema nervioso para asumir el papel de la región dañada.

Por esta razón, Isaac huele a Jacob para identificarlo, y reconocer su aroma con una evocación a lo conocido, el campo. Es curioso imaginar aquel momento en la química del cerebro de Isaac. El momento en que huele es un momento explosivo de conexiones y sensaciones agradables. No sólo porque lo que debía realizar era  una bendición, sino porque el campo era el sustento de su vida, el de su familia y el lugar donde habría pasado seguramente más tiempo a través de los años.

Curiosamente, los recuerdos olfativos se crecen a medida que se distancian de la experiencia cotidiana. Cuanto más olemos algo, se produce una saturación y ya casi no lo percibimos; pero a medida que dejamos de olerlo frecuentemente, una exposición esporádica puede evocar recuerdos de una manera más vivida. Isaac ya no frecuentaba ese campo, por eso el olor y el recuerdo son más fuertes y movilizadores.

La historia no tiene un final feliz, pero nos llama a la reflexión ¿Qué clase de aroma dejas tú en la vida? Literalmente hablando, ¿tienes un aroma que te caracterice? Pregúntale a tu familia, seguro que te podrán decir algo que te sorprenderá.

A veces es bueno fomentar los recuerdos y los buenos momentos, por ejemplo tener una misma fragancia o perfume por unos cuantos meses o años, hace que cuando no estemos presentes, pero sí lo esté el aroma, nuestros recuerdos continúen con nuestros amados. Eso es bonito.

Pero ya no hablando literalmente, sino hablando del corazón ¿Qué aroma dejas tú en la vida?

La Biblia dice: "Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden;  a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida".(2 Cor. 2:15-16)

Es curioso ver como la Biblia, para definir una aroma simbólico también tiene que hacer referencia a figuras ¿Por qué decir que una persona huele mal y otra huele bien? ¿Cómo huele la que huele mal o la que huele bien? Pues olor a muerte u olor a vida.

Sin duda cuando algo nos huele bien, nos resulta un olor agradable. Por ejemplo, la Biblia dice que para Dios el incienso del tabernáculo era un olor agradable (Exo. 29: 18; Lev. 1: 9; 2: 2; etc.).

Tal vez la respuesta más clara está muy cerca, un versículo más arriba: “ Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento”. (2 Cor.  2:14 )

Al parecer, una persona que huele bien para Dios, con olor agradable, es aquella a la que se le nota que conoce a Cristo. Su vida no es igual a la del resto del mundo.

De esta manera, la explicación ante la pregunta de cómo es Cristo….mmmm, déjame “olerlo”…Cristo es como mi madre, mi hermano, mi tío, mi marido, mi hija…personas a través de las cuales lo he experimentado.

Decíamos que los olores, por alguna curiosa razón no tienen clasificación, sino imágenes comparativas. ¿Cómo hueles tú? ¿ Hueles como Cristo?

En nuestro paseo sabático dediquemos un rato a charlar sobre los ar omas que nos traen bellos recuerdos, aromas de los que se habla en la Biblia y los aromas que más huelen en casa. Qué estas metáforas aromáticas nos ayuden a pensar en cuál es la “memoria olfativa” que queremos que perdure en nuestras familias.


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«Instruye al niñ@ en su camino y ni aún de viejo se apartará de él Prov. 22:6