Paseo VII: Última primavera

Paseo VII: Última primavera

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Jn 3:16)

¡Ya es PRIMAVERA! La naturaleza celebra su retorno a la vida, su renacer tras el frío sueño invernal. Y al margen de lo que digan unos grandes almacenes, los colores de moda y los mejores diseños se hallan sin duda en el estampado de los campos o en los complementos florales de los árboles. El bosque se inunda de perfumes renovados y alegres sonidos del despertar de sus criaturas. Para la naturaleza, primavera es como nacer de nuevo.

He oído hablar de dos lugares donde esa explosión de vida cobra una belleza inigualable que sacude los sentidos.

 

En Extremadura, los cerezos del Valle del Jerte (Cáceres) inundan el paisaje del blanco intenso de su ramas florecidas como si de un manto de nieve se tratase. El efímero espectáculo dura apenas dos semanas y después queda esperar al verano para degustar los coloridos frutos.

 

En el otro extremo del mundo, en un país cuya realidad actual pasa por una situación de lo más extrema y dura, existe la tradición de dar la bienvenida a la Sakura, como así llaman a la flor del cerezo, con el festival de Hanani, donde las familias y amigos se reúnen en los parques o jardines de las ciudades, a la sombra de los hermosos cerezos en flor, para disfrutar juntos de un día de pic-nic. Así es como en el ‘país del Sol Naciente’, se celebra el nuevo renacer de la primavera… o al menos así era hasta que una sacudida terrestre y una explosión pusieron a riesgo y a fin muchas vidas

Era también primavera la noche que en Jerusalén un hombre culto y respetado se escondía entre las sombras para encontrarse con el nuevo Maestro que había revolucionado a todos en el Templo aquella Pascua. Sus palabras incitaban a despertar del letargo espiritual, a renacer a una vida nueva, a dejar la mente en blanco para inundarse con el color del Espíritu… ¿Acaso podía un hombre nacer de nuevo? Así de claro lo afirmaba. ”El que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Jn 3:3) Nacer de nuevo… ¿cómo es posible ese renacer? Pero luego, pronunciando las palabras tan mundialmente conocidas, Jesús le dijo a Nicodemo aquello que sintetizaba la esencia viva del Evangelio: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Jn 3:16)

 

Dios sigue amando tanto al mundo… sí, nos sigue amandoamando a pesar de todo… estoy segura… totalmente segura. Porque a pesar de todo, sigue regalándonos flores, sigue invitándonos a nacer de nuevo, a renacer, a entrar en primavera espiritual. Porque Aquél que diseñó la vida, se resiste a que pierdas la vida, a que otros pierdan la vida, pues Él ya sembró para que tengamos vida, vida plena, vida eterna.

¿No sientes eso viendo cerezos florecer…? ¿No quieres que eso ocurra ya en esta primavera..? ¿No necesitan eso en cualquier extremo del mundo y más que nunca en el Extremo Oriente…? Entonces… ¿No deseas compartirlo con tu familia y otras familias hoy más que nunca?

Ojalá tus deseos, mis deseos, se cumplan esta última PRIMAVERA

 

¡Feliz Sábado!

 


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«Para educar a un niñ@ hace falta la tribu entera Proverbio africano

«Instruye al niñ@ en su camino y ni aún de viejo se apartará de él Prov. 22:6