Paseo XXXI: "Biografía de un año"

Paseo XXXI: "Biografía de un año"

<<Por lo demás ¿quién de vosotros, por mucho que se preocupe, podrá añadir una sola hora a su vida? (…) Vosotros, antes que nada, buscad el reino de Dios y todo lo que implica, y Dios os dará, además, todas esas cosas. No os inquietéis, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes (…).>> Mateo 6:27, 33, 34a.

¿Alguna vez has intentado resumir toda tu vida en una biografía? Demasiado extenso ¿verdad? Debe ser un trabajo complicado si tantas personalidades eligen a verdaderos profesionales de la palabra escrita para plasmar sus famosas vidas en decenas de libros que llenan los estantes de librerías compitiendo por ser número uno en ventas. Deportistas, cantantes, escritores, políticos, cineastas, monarcas… cualquier famoso que se precie tarde o temprano verá su retrato en la portada a todo color de una obra más o menos gruesa. No importa la edad que tenga el sujeto biografiado, mientras sus vivencias susciten suficiente interés al público, o sólo su nombre consiga atraer la curiosidad del lector. Hay personajes que han destacado tan precozmente que son casi chavales cuando publican su biografía… me pregunto qué les sucederá después y si el resto de su vida seguirá generando tanta expectativa como para sumar más tomos a ese primer volumen, o se perderán en el triste anonimato de los que una vez creyeron ser alguien. Otros llegan hasta el final de sus días con secretos tan celosamente callados por décadas, que al transcribirlos a los cuatro vientos, desatan polémicas y lucran a quien los desvela.

Me pregunto si vale la pena… ¿Vale la pena resumir toda tu vida en una biografía?

Vamos a ponerlo más sencillo y repitamos la pregunta inicial con otro periodo de tiempo: ¿Alguna vez has intentado resumir el último año en una “mini-biografía” de un par de frases?

Quizá eso no parezca tan inalcanzable a priori, ¿cierto? Es más, en los días que rodean al final del año, casi todos los medios de comunicación, bien sean audio-visuales, prensa o internet, tienen la programación asegurada ofreciendo amplios resúmenes de los acontecimientos más destacados del año a punto de terminar; y como dice la canción pop que más suena en fin de año: “hacemos el balance de lo bueno y malo”. ¿Os suena de algo, verdad? Y, ¿no os da la sensación de que en sólo un año han sucedido muchísimas cosas? Es obvio que sí. En sólo un día ya ocurren tantas cosas interesantes que de pequeña, confieso que jamás logré completar un diario porque me ocupaba tanto tiempo redactar mis hazañas de aquél día, que se pasaban mis horas de dormir y claro, a la mañana siguiente tocaba de nuevo ir a clase y seguir viviendo aventuras para contarle al diario, y así sucesivamente… En fin, resultaba agotador. Así que cambié el diario inacabado por las notas breves en la agenda de modo que con una sola frase pudiera evocar el recuerdo de lo más destacado: un buen resultado de examen, un fin de semana memorable, un cumpleaños, una excursión, un rato entre amigos, las vacaciones, una conversación especial, una cita… (Me pregunto si le será suficiente a quien quiera escribir mis memorias algún día, jeje ;)

Bien, ¿y si la misma pregunta la hacemos a un niño/a? ¿Cómo nos contaría su vida? ¿Qué resumen haría del último año?

Mi sobrina y mi hijo, ambos inspiradores de esta página web hace ya aproximadamente un año, aunque todavía son incapaces de contarnos la historia de su vida, toda ella ha sucedido en poco más que el último año entero. Un año, una vida. Hace escasos días disfrutábamos pasando las páginas del precioso libro que mi cuñada elaboró con las fotografías de la vida de su hijita en su primer año. Es extraordinario lo que esos meses implican en la biografía de un nuevo ser humano: de nacer a caminar, de mamar a comer en plato, de apenas sólo dormir a decir y entender palabras, de moverse por reflejos a no parar de jugar… En sólo un año han triplicado su peso al nacer y experimentan la velocidad de crecimiento más rápida de toda su vida, sólo superada por los meses de crecimiento dentro del vientre materno; basta con comparar la ropita que se queda corta en pocas semanas.

Para la mayoría de los niños/as, ya no sólo los bebés, un año representa muchísimo en sus vidas: un nuevo cumpleaños, un nuevo curso, nuevos hitos de aprendizaje, nuevas aventuras diarias… Aunque la medida del tiempo es igual para todos, su percepción de un año es muy diferente a la nuestra como adultos. Aún recuerdo que para mí un año era interminable, era muuuuucho tiempo, mi mente no lograba alcanzar qué significaba planear algo para el próximo año. Solamente con las cortas vacaciones navideñas ya parecía que volver al cole era algo tan lejano que a algunos hasta se les olvidaba cómo escribir sin faltas ortográficas o para qué servían las tablas de multiplicar.

Quizá hoy, aprovechando la efeméride del último día del año, podamos invertir algún tiempo a hacer balance con nuestras familias de lo que estos 365 días han dado de sí. En este “paseo biográfico” podemos, por ejemplo:

  • Disfrutar de un pase de diapositivas, comentando el viaje que hicimos en aquélla ocasión, la comida que preparamos con la familia, la fiesta de fin de curso, los últimos cumpleaños, etc..
  • Seleccionar las mejores fotografías para montar juntos un álbum de recuerdos y añadir frases con comentarios, versículos bíblicos, recortes de periódico de las fechas señaladas, etc.
  • Escoger de entre la ropa que ya nos venga pequeña, aquella para guardar o para regalar, o incluso algunas para coser una mantita en patchwork.
  • Jugar a contar entre todos los miembros de la familia una historia con nuestra versión de lo sucedido el último año, con turnos de palabra y siguiendo la frase donde el anterior lo dejó.
  • Separar algunos juguetes para regalar, recordando lo bien que lo hemos pasado con ellos e imaginando lo feliz que hará a quien lo reciba.
  • Pintar un dibujo o un cómic sobre algún momento destacado del año.
  • Confeccionar un calendario de pared con fotografías grandes de las actividades más destacadas de cada mes durante el pasado año y también con fotografías pequeñas de los miembros de la familia en los días destacados (cumpleaños, aniversarios, etc)
  • Si tenemos guiñoles o figuritas de fieltro, inventar un teatro con alguna historia del año vivido para que los demás la adivinen.
  • Colocar en una cajita objetos significativos de ese año, fotos, tarjetitas, juguetes pequeños, etc, y escribir una carta dirigida a nosotros mismos (individual o en familia) con deseos, instrucciones, ilusiones, consejos, o cualquier mensaje, que quedará guardado con candado y se abrirá dentro de un año.
  • Escribir frases a modo de oración en papelitos pequeños, agradeciendo a Dios por las cosas vividas, que luego se reparten para leer cada uno en una oración leída común.
  • En definitiva, cualquier idea creativa que podáis poner en práctica para vivir en familia un momento de agradecimiento al Señor por el año de vida y que permita atesorar buenos recuerdos para el año que vendrá.

Finalizando este paseo, si hoy tuviera que escribir mi propia biografía, desde luego sería en un tono literario de felicidad y agradecimiento, pero ante todo desearía que el final de la obra quedara inacabado porque la redacción se viera súbitamente interrumpida por el regreso triunfante de Quien nos dio la vida y Quien nos concederá una biografía eterna a Su lado en “un cielo nuevo y una tierra nueva”. ¿No sería maravilloso comenzar un nuevo año así, allí?

Desde el Bosque.d’Amor&Paz os deseamos de corazón un año con pleno y verdadero amor y paz, un año. por fin, sin fin.


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«Para educar a un niñ@ hace falta la tribu entera Proverbio africano

«Instruye al niñ@ en su camino y ni aún de viejo se apartará de él Prov. 22:6