Paseo XX: Ante la difícil pregunta ¿De dónde vienen los bebés?

Paseo XX: Ante la difícil pregunta ¿De dónde vienen los bebés?

"Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el vientre de mi madre" Salmo 139:13

Hay días que no se olvidan. Por ejemplo, las que han sido madres, difícilmente olvidan el día del parto.

Para algunas los recuerdos son vagos y felices, para otras son exactos, imborrables y con los días…felices.

Seguramente tu hij@ te ha preguntado más de una vez cómo vienen los bebés al mundo o cómo fue su parto.

A veces, cuando las madres comienzan a recordar entre amigas aquellas horas felices, los niños presentes quieren que se cuenten los detalles de su llegada, aquello los hace sentirse especiales.

 Personalmente recuerdo que me encantaba oír cómo había sido mi llegada.

Aquel día estaba nevando, mi madre me decía que era como Blanca Nieves, también entre los recuerdos, estaba un papá primerizo asustado, que se olvidó con las prisas la ropa de mi madre y la pobre tuvo que volver a casa en camisón. O una llegada presentida por una madre, que a una hora de viaje de casa, decidió volverse porque para ella, su pequeña hija estaba por nacer. Las corridas en el taxi, el tío que hizo de padre hasta que llegó el papá olvidadizo.

Me encantaba oír las historias. Y me imagino que cuando mi hija crezca, también podré contarle la suya: Otra madre primeriza que no sabía si lo que sentía era un contracción o un dolor de barriga por lo que había comido la noche anterior, un papá que decidió que debíamos ir de todas maneras a urgencias, pero porque él estaba con retorcijones. La historia acaba con un padre acostado en la camilla por una gastroenteritis y una madre con trabajo de parto sentada en la silla, viéndolo sufrir pero casi sin acordarse de sus propios dolores.

Las anécdotas de los partos siempre son interesantes de oír.

Pero, y qué respecto a la pregunta ¿De dónde vienen los Bebés?

Según el lugar de donde seas vienen de una ciegueña de Paris o de un Repollo enorme, que tan grande, tan grande era que cabían allí los bebés arropaditos, o de una típica semilla perdida en algún rincón de la casa que acabó en la tripa de mamita. En fin, para gustos, los colores.

Sin embargo, hoy en día ya no es así. Las respuestas que reciben los niños son más honestas, menos avergonzadas o pudorosas. De alguna manera la sociedad se ha ido desprendiendo de prejuicios y tapujos, y la libertada ha traído ésta fresca posibilidad de que los niños lo sepan todo desde pequeñines y que los padres no sepan cómo poner freno a sus bocas y sus temperamentos...

Ayyyy, la humanidad.  Pero bueno y ¿Por qué hace mucho tiempo los niños venían de Paris?

Al parecer el origen de la leyenda de traer los niños de Paris se remonta a Europa Central, en una pareja de cigüeñas que todos los años anidaban en el techo de una casa francesa. Contaban de ellas los vecinos que no emigraban hasta África, como las de su especie sino que se quedaba más cerca, en Francia, en una región cercana a París.
Vivía en aquella casa una joven pareja que, como tantas otras, tuvieron un hijo pero se dio la coincidencia de que el bebé nació la misma noche que había regresado la pareja de cigüeñas.
Los niños del lugar preguntaban por el bebé, cuándo y cómo había nacido. Fue entonces cuando algún padre muy creativo encontró su respuesta en aquella pareja de cigüeñas. “Lo trajo la cigüeña” y a partir de ahí los niños celebraban su regreso. Sin quererlo, ni beberlo, su versión se hizo famosa. Si viviese en nuestro siglo, la hubiese podido patentar y quién sabe, hasta se hubiera enriquecido con cada padre que mencionase a la cigüeña.

Sin embargo, si buscamos una respuesta para darle a nuestros hijos, no podría estar mejor explicada que en la Biblia:

“Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, aunque en oculto fui formado y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar ni una de ellas. ¡Cuán preciosos, Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!” Salmos 139:13-17

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Que privilegio tenemos los padres cristianos de poder dar respuestas con coherencia, consistencia y acierto a nuestros hijos.

Para nuestra familia hoy ha sido un día de esos difíciles de olvidar. En los que nos acordamos de cómo vienen los niños al mundo, o nos lo recuerda algún niño en edad de preguntar.

Un pequeño llegó a la familia. Lo esperábamos hace meses, mientras estaba en su privada sala de espera y se decidía a salir. Allí fue recibiendo las instrucciones de su diseñador, cada detalle de su persona, de su aspecto, y cuando estuvo completamente programado, simplemente, un empujoncito y afuera.

El milagro de la vida es imperdible, hay que vivirlo más intensamente cada día. Este sábado, nosotros podremos disfrutar a la distancia de nuestro nuevo primito, y estoy segura que vosotros, con vuestros hijos, podréis disfrutar a la distancia de la Creación de nuestro Padre.

Contemplad las flores y descubrid donde están sus semillitas, las de los árboles frutales, cómo ha llegado hasta allí una planta, otra, cómo ha sido la interesante historia de vuestra llegada….

Que este paseo nos permita recordar aquellos días imborrables para las madres, en un "día imborrable para nuestro Padre", no perdáis la oportunidad para hacer esta relación.

FELIZ SABADO!


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«Para educar a un niñ@ hace falta la tribu entera Proverbio africano

«Instruye al niñ@ en su camino y ni aún de viejo se apartará de él Prov. 22:6