¿Pregunto al pediatra o a Internet?

18.02.2011 00:00

Pocas cosas alteran tanto la vida familiar como que un hij@ se ponga “malito”… Angustia para los más novatos, malabarismos de canguros y horarios para quienes trabajan fuera, cuarentena para los hermanos sanos (por poco), insomnio para la mayoría, carreras para hacerse un hueco yendo al pediatra, o en el mejor de los casos que nos visite en casa…

Pero seamos honestos, ¿quién no ha tenido la tentación de, como el tiempo no sobra, consultar al “sabelotodo” Google y ahorrarnos la espera? Confieso que sí, soy “googleadora” habitual, y lo peor… a veces lo he hecho cuestionando la credibilidad de algún facultativo, lo siento.

Recuerdo mis interminables días de fiebre, dolores de barriga, anginas… ¡era un tratado de pediatría andante! Y qué bien me cuidaban mis padres. No existía internet ni por asomo, pero ¡cuánto sabían de todo! Mi madre, enfermera, me pinchaba las inyecciones cuando hacía falta y me dejaba que le “ayudara” con el algodoncito del alcohol. ¡No se me olvida lo mucho que duele la Penicilina intramuscular, wau! Pero con ella dolía la mitad. Y algún día os contaré como mi padre, cual intrépido velocista con palangana en mano, acudía ipso-facto a mi desesperado llamado medio segundo antes de que devolviera y manchara toda la cama. Aún no sé cómo lograba despertarse a tiempo.

También recuerdo bien a mis pediatras. Uno me daba vergüenza porque pedía que me despidiera con un besito ¡Sí hombre! Acaba de incordiarme mogollón haciendome respirar, abrir la boca, urgándome las orejas… ¿por sólo un palito soso de madera a cambio? ¡Mis besitos van más caros, oiga! O sube la oferta a un globo-guante pintado con bocaza y ojos saltones o no hay trato…

De otros pediatras me fiaba más. Todo sea dicho: me pintaban dibujitos de animalitos en las hojas de recetas y con eso está más que justificada mi preferencia. Años después volví a coincidir con dos de ellos, Dr. Pou y Dr. Roca, en la facultad como mis profesores… no me atreví a preguntar si seguían pintando animalitos o si me subirían nota por haber sido buena paciente.

Al poco de casarme trabajé unos meses como residente en urgencias y consultas pediátricas. Pocas experiencias laborales han sido tan gratificantes, ¡disfruté incluso de las guardias en festivos! En parte lo debo a mis compañer@s y sobretodo los doctores Dra. Monzón y Dr. López, de quienes aprendí que la buena praxis no está reñida con la calidad humana.

 He aquí mi experiencia con la pediatría. Pero ahora que soy madre, quisiera recordar aún más cosas: más lo que siente, más cuidados, más agilidad, más conocimientos, más urgencias… cualquier experiencia me parece poca y por supuesto no puedo, aunque lo he intentado, ser su médico en casa. Por lo que debo confiar en la experiencia y buen criterio de los que son y pueden ser profesionales de la salud para él.

 El ofrecer cada día un comentario de actualidad relacionado con diversos aspectos de la familia y los niños, nos lleva hoy a París donde, del 17 al 20 de febrero, se está celebrando el Primer Congreso Global para el Consenso en Pediatría y Salud Infantil. ¿Interesante verdad? Un montón de pediatras, cirujanos pediátricos, médicos de familia, investigadores y gestores de salud reunidos para debatir lo último y mejor que la ciencia pone al servicio de la salud de nuestr@s hij@s. Basta dar una ojeada al programa de ponencias para estar deseando conocer los consensos resultantes. Seguro que en breve los tendremos al alcance con sólo un ‘doble clic’.

Pero como el título de hoy sugiere, comparto las conclusiones del artículo con el mismo nombre del blog “De Mamas & de Papasde El País: internet nos puede resultar muy útil en determinados casos, pero siempre con criterio, pues no vale cualquier cosa, y hay veces que nada puede sustituir la consulta en vivo y el trato personal e individualizado.

Deseemos que, mientras los congresos dan sus frutos, estos no sean sólo ideales virtuales sino eficaces realidades … aunque mejor si son realidades usadas-en-contadas-ocasiones, porque nuestros hijos estén siempre sanos y saludables.

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«Instruye al niñ@ en su camino y ni aún de viejo se apartará de él Prov. 22:6